El pájaro, pájaro es

Juanan Salmerón
2 min readJun 12, 2021

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Txoria Txori («El pájaro pájaro es») es un poema escrito por Joxean Artze en 1957 que popularizó Mikel Laboa al ponerle melodía y transformarlo en una canción:

“Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no se me habría escapado.
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no se me habría escapado.

Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo…
yo lo que amaba era el pájaro.
Y yo…

yo lo que amaba era el pájaro”

***

Hace unos meses leí “Noches blancas”. La historia de un chico que conoce de forma accidental a una chica y deciden quedar durante cuatro noches seguidas en el mismo lugar de San Petersburgo. Mientras uno avanza en el libro se da cuenta de que Nastenka, la chica, realmente está enamorada de otro señor, confesión que le hace al protagonista en la segunda o tercera cita. Él, que está empezando a enamorarse, le oculta sus sentimientos y le ayuda a escribir una carta para reconquistar al amor de la chica. Esto provoca que, inevitablemente uno sienta empatía y un poco de pena cuando ella termina volviendo con el señor del que estaba enamorada. Sin embargo, el protagonista, lejos de sentirse desdichado por ese triste giro de la historia, termina el libro sintiéndose afortunado de esos cuatro días con ella y de su compañía y diciendo:

“Dios mío! ¡Todo un minuto de felicidad! ¿Acaso es poco para toda una vida humana?

***

En su libro Niveles de vida escribió Julián Barnes una reflexión interesante:

“Juntas a dos personas que nunca habían estado juntas. A veces es como aquel primer intento de acoplar un globo de hidrógeno a otro de aire caliente: ¿prefieres estrellarte y arder o arder y estrellarte? Pero a veces funciona y se crea algo nuevo y el mundo cambia. Después, tarde o temprano, en algún momento, por alguna razón u otra, una de las dos desaparece. Y lo que desaparece es mayor que la suma de lo que había. Esto es quizá matemáticamente imposible, pero es emocionalmente posible”.

***
Me gusta pensar que en estas tres pinceladas hay mucho escondido de lo único que podemos hacer cuando conocemos a una persona y no sale bien.

Respetar su libertad y dejarlo marchar cuando quiera. Si es que quiere irse. El pájaro, pájaro es. Y no podrás cambiarlo ni tenerlo siempre a tu lado si esa persona no quiere salvo que le cortes las alas.

Quedarnos con lo bueno, como el protagonista de Noches Blancas. Un minuto de felicidad es mucho tiempo.

Y, si desaparece, como dice Julián Barnes, intentar que lo que se deje entre esas dos personas sea mayor (y mejor, añado yo) de lo que había y existía antes de conocerse

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